LOS VALORES PERMANENCEN… A PESAR DE TODO.
21 de abril de 2020. Cinco semanas desde el inicio del estado de alarma. Cuántas cosas han cambiado. Necesitaremos tiempo, distancia, perspectiva para darnos cuenta de cómo esto nos ha influido y los cambios que ha generado en cada uno de nosotros. También en nuestras organizaciones. Al menos en aquellas que se hayan sabido adaptar, que lamentablemente no serán todas.
Esta es mi reflexión después de un mes de confinamiento: ¿qué organizaciones se han sabido adaptar y cuáles no? Está claro que el tipo de actividad, ubicación, la situación financiera previa y otras variables influirán. Pero también aspectos menos tangibles: ¿cuáles se han preocupado por conocer y atender las necesidades y expectativas (cambiantes) de sus grupos de interés y cuáles no? ¿Cuáles han apostado por la transparencia y el refuerzo de alianzas y cuáles no? ¿Cuáles han sabido analizar y aprovechar su situación en su ecosistema? Los resultados a corto y medio plazo serán, seguramente, distintos en cada caso.
Detrás de estas preguntas se encuentran los elementos clave para diferenciar las organizaciones de uno y otro escenario: elementos que persisten, que definen la cultura de las compañías, esos que llamamos VALORES.
Y es que si algo está demostrando esta crisis es que los entornos son inciertos pero los valores permanecen.
En estas últimas semanas he participado en numerosas reuniones (virtuales) con empresas de distintos sectores, actividades, tamaños… y en todas he podido ver lo mismo. A pesar de la incertidumbre general, ésta es menor donde la identidad permanece, a pesar de las circunstancias. En organizaciones que tienen claro su porqué y los elementos que definen cómo trabajar y relacionarse con sus grupos de interés. Organizaciones que apuestan por la transparencia, la comunicación y participación en la toma de decisiones, la escucha activa tanto dentro como fuera de la compañía, la equidad y valoración individual de cada miembro del colectivo…
Si algo está demostrando esta crisis es que los entornos son inciertos pero los valores permanecen
Por eso son importantes los valores corporativos. Por eso, es trascendente, que las organizaciones sepan cuáles son y cómo acometer sus políticas y estrategias conforme a éstos y saber comunicarlos de forma eficaz.
Cuando todo pase, que pasará, y volvamos a una nueva normalidad, los comportamientos de esta etapa habrán acarreado descrédito y desvinculación a aquellas organizaciones que no hayan estado a la altura pero, sin duda, generarán sentimiento de pertenencia, alineación y productividad en sus equipos donde se haya sabido atender a las necesidades de sus grupos de interés, estén adaptando con agilidad sus productos, servicios y procesos, hayan sabido trasladar a sus equipos las prioridades del negocio y hayan escuchado y atendido sus necesidades.
Los modelos de gestión de responsabilidad social corporativa colaboran en la definición, seguimiento e implantación de los valores corporativos a través de la Estrategia de RSC como parte de la Estrategia corporativa. Además, los modelos de reporte constituyen una herramienta fundamental y muy valiosa para la comunicación de éstos a las partes interesadas.
Hoy más que nunca necesitamos personas y organizaciones que respondan y actúen guiadas por valores claros y positivos
Hoy más que nunca necesitamos personas y organizaciones que respondan y actúen guiadas por valores claros y positivos, que colaboren en la recuperación de la sociedad y que constituyan la referencia en la difícil hoja de ruta que deberá guiarnos a un nuevo camino de prosperidad, desarrollo y crecimiento.
Por: Paula Nieto Peláez
paulanieto@pfsgrupo.com