Las crisis ¿son buenas o malas? Parece a priori que la respuesta es bien sencilla, pero ¿lo es tanto? Quizás ni una cosa ni otra, incluso quizás son necesarias en cierta medida, forman parte del origen de las cosas, y más aún, las personas aportamos nuestro mejor saber y saber hacer para hacerlas más grandes, más complicadas y más notorias.

Lo que está claro es que debemos de estar preparados para las crisis. Para ésta y para las que vengan, sean de mayor o menor envergadura, pero preparados. Una empresa que no esté prevenida para la crisis no la superará.

En las organizaciones, la Formación juega un papel importantísimo ante este panorama, no sólo para el saber hacer en tiempos difíciles, sino para superar la propia crisis con éxito. El modelo empresarial vigente en algunas organizaciones, de “zidanes y pavones”, de expertos y becarios, es un ejemplo de un sistema que no funciona y que a menudo convierte a las organizaciones en ingobernables, donde hay por un lado personas que no quieren (desmotivadas) y otras personas que no saben (sin conocimientos y/o experiencia). Este puede ser un esquema rentable en algunas circunstancias, pero insostenible en el tiempo y por ello un modelo de gestión bajo el cual las empresas competitivas no piensan someterse ni deberían.

¿Y qué hacer entonces? Pues bien, la formación, la capacitación, el reciclaje, la adquisición de nuevos conocimientos, nuevas destrezas y habilidades, etc,  pasan a ser mecanismos de obligada puesta en marcha para aquellas compañías visionarias de panoramas empresariales desfavorables, pues a través del training se desarrollan los talentos, se aporta capacitación a quienes no la tienen y, no menos importante, se renueva la ilusión a quienes la han perdido. Esto no es fácil, ni mucho menos. Pero nunca las cosas fáciles llevaron al logro.

La formación debe estar integrada en la empresa y así llegar a todos los grupos de interés: propietarios, accionistas, directivos, empleados, becarios. Un profesional más formado es un mejor profesional. Así, gran número de entidades, conscientes de esta situación, adquieren ventaja competitiva de mercado a través de sólidos planes de formación adaptados a sus necesidades sin dejar de lado la realidad del mercado en el que operan.

Las escuelas y universidades, como formación reglada u obligatoria, cuentan muchas veces con profesorado pasado de años y de vueltas que ni se forman ni se reciclan, una endogamia que acaba perjudicando a todos. Y ahí está el gran error estratégico de nuestro país, en el tremendo cajón desastre que hay de la universidad a la empresa: la universidad imparte formación poco práctica y poco aplicable a la vida real, que espanta a las empresas. Y la empresa, por su parte, se apoya poco en la universidad, que le podría ser de mucha ayuda en investigación e innovación y en la búsqueda de soluciones autóctonas. Esta enorme brecha es la que viene a subsanar la Formación In Company, la Formación Continua, aquella hecha a medida de una realidad concreta. Así es como trabajamos en PFS GRUPO, NO fabricamos cursos, SÍ creamos soluciones.

No nos olvidemos de que los mercados son conversaciones, intercambio de información cuyo resultado repercute directamente en ellos y los hace más inteligentes, más informados y más organizados. No hay secretos, el mercado en red sabe más que las empresas acerca de sus propios productos, este es un ejemplo. Hoy en día, las compañías que hablan el “lenguaje del charlatán” ya no logran captar la atención de nadie; sin embargo, las compañías que asumen los mercados interconectados, que intercambian información, que se suman para llegar más alto, que se molestan para ello en la capacitación de sus trabajadores, son las que triunfan y triunfarán. Las otras, las que no están optando por el Networking, las que no tienen interés en que sus trabajadores estén preparados para asumir nuevos retos,  necesitan “alivianarse”, bajar de su pedestal.

Ese es el concepto de la formación para toda la vida y marcaría los pilares que permitirán construir un futuro con más posibilidades para todos, pero sobre todo, para afrontar esta crisis y las que vengan. Se trata de apostar más por nuestro capital humano, y este es un esfuerzo de todos, de empleados y empleadores. Porque el talento escondido no produce, el talento hay que desarrollarlo, dotarlo de contenido y darle forma.